¿Alguna vez le ha tocado que le digan tajantemente que, ‘simplemente no está listo’ para una promoción o ascenso, a pesar de ser un jugador de equipo disciplinado, comprometido, líder y coequipero a la vez, batallador, integro, habilidoso, y tener una trayectoria impecable de éxito? Dicho tipo de comentario a menudo significa que ha dedicado usted demasiado tiempo a desarrollar sus habilidades, y no ha reparado lo suficiente en desarrollar relaciones interpersonales. Si esto le suena familiar, pregúntese si los responsables de la toma de decisiones saben qué tiene de especial su forma de jugar o trabajar. Quizás es un jugador estratégico, que puede detectar tendencias y conectar piezas de información aparentemente sin vínculo alguno. O tal vez es usted uno de esos comunicadores brillantes, de los que dice aquello que hay que decir cuando hay que decir de manera que garantice de que todos lo escuchen, entiendan y procedan acorde. Una vez que haya identificado en qué es bueno, reflexione sobre cómo puede usted compartir su habilidad extensamente. Diga usted, por ejemplo; si es usted bueno orador público, ofrezca su experticia aportando comentarios sobre la presentación de práctica de algún colega antes del próximo comité de marketing o cualquier otra reunión significativa. O puede usted, organizar y moderar una conversación informal en la que usted y los miembros de su equipo compartan consejos sobre cómo exponer ante la alta gerencia. Cuando el director técnico o jefe (aunque de ambos cargos hay mucho mediocre por ahí) comprenda sus habilidades particulares y vea lo bien que juega o trabaja usted con los demás, la próxima vez que se presente una oportunidad de promoción o ascenso será más factible que le conceda esa oportunidad por la que tanto se ha esforzado por alcanzar.
Consolide sus relaciones interpersonales para lograr ese ascenso que tanto merece
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