Tercero es mejor que cuarto, pero no tan bueno como segundo y, por supuesto, nada que ver con Campeón

Algunos periodistas deportivos son tan fastidiosos como cierto tipo de papá (o mamá) con hijo en escuela de formación futbolística que, pluma en mano o vuvuzela en jeta, “patalean porque si y patalean porque no”. No obstante, el inconveniente de quejarse del sistema de alineación titular, el desarrollo o el resultado final del partido, es que el sistema es sordo, no escucha. Solo pueden escuchar su alharaca las demás personas.

Y por lo demás, el problema, es que a la gente en el sistema por lo general se le influye para creer que puede ejercer poder sobre él. Que son sus beneficiarios, que son sus capataces o, dirigentes de un sistema que es mucho más pequeño que ellos.

Ay, de cuando el sistema no puede escuchar a las personas y éstas creen tener todo el poder para remediarlo, pero en realidad, nada mejora, pues en ellas, prima la individualidad por encima del sistema.

Los sistemas no maltratan a la gente, es la gente quien maltrata el sistema al malinterpretarlo, al desperdiciar sus recursos, al ejercer su paupérrimo juicio y, al apoyar el injusto statu quo.

Sin embargo y si, nos importa lo suficiente, podemos hacer la diferencia.

De acuerdo, bastaron un par de errores que costaron el derecho a jugar la final, pero el mayor de todos, según cuenta Gabriel Meluk, “fue ese bajón individual de los armadores, esa incapacidad ofensiva de la trilogía creativa” (obvio pues, en el mismo sentido irónico de la “Pambeleología aplicada” del Editor de Deportes del periódico El Tiempo, ¿o acaso Meluk, qué equipo pierde cuando los armadores y la trilogía creativa están sintonizados? Cualquier tiene derecho a un mal día en la oficina tal cual un manchón de tinta el editor de deportes.

Y en últimas, se me da como acertado el Comité Ejecutivo de la Federación, el profe Pékerman y todo el cuerpo técnico en general, tanto por haber sugerido como por haber aceptado, “armar un grupo mezclado para, y preparar de paso, el equipo olímpico”. Se le dice, “tener visión” mi estimado Meluk, y en contraposición a los “Jinetes del Apocalipsis” que cabalgan en su imaginario colectivo, en el de ciertos colegas suyos de similar crónica, y en el de todos aquellos hinchados de la Selección Colombia que, vuvuzela en jeta, “patalean porque si y patalean porque no”.

Ya se lo había dicho Meluk, “para reclamar el bistec, hay que poner los huevos en la cacerola”. Y como más adelante, ya estará usted elogiando el talante heroico de aquellos que cayeron ante el seleccionado chileno aquel fatídico 22 de junio, aquí se los recuerdo por si acaso:

David Ospina; Santiago Arias, Cristian Zapata, Jeison Murillo, Frank Fabra (min. 72, Sebastián Pérez); Carlos Sánchez, Daniel Torres, Edwin Cardona (min. 45, Marlos Moreno), Juan Guillermo Cuadrado (min. 79, Carlos Bacca), James Rodríguez; Roger Martínez. DT: José Pekerman.

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