Cualquier transformación relevante en nuestro quehacer personal o profesional produce cierto nivel de recelo como consecuencia de la incertidumbre que implica dejar atrás los viejos hábitos o los flujos de trabajo. No obstante, el asunto es factible si, se abordan tanto los elementos relacionados con el individuo como aquellos que tienen que ver con los procedimientos. De esta manera, es sencillo generar un buen equilibrio entre el trabajo y la vida personal, y evitar así el desgaste y el agotamiento. Para el efecto, lo primero que debe procesar, es la razón por la cual cree usted se está excediendo en sus labores. ¿Sigue usted el ejemplo de su jefe? ¿Considera que, laborar en exceso (más tiempo de lo preestablecido) le ayudará a salir adelante? ¿Pretende así, demostrar a los demás lo comprometido que está con la organización y lo buen trabajador que es? ¿Estar ocupado constantemente lo hace sentir importante? Cuando tenga usted las respuestas a los susodichos interrogantes, genere pequeños ajustes (cambios) para recuperar algo de control sobre su tiempo. Procure salir de su lugar de trabajo a tiempo (o antes, si le es factible) un par de días a la semana para hacer algo que le guste. Notifíquele a su jefe que no siempre estará disponible fuera del horario laboral preestablecido (horario de atención) para responder a sus solicitudes o correos electrónicos. Y si le es factible, sea selectivo con los proyectos que emprende, priorizando aquellos que le aportaran a su desarrollo profesional. Así mismo, puede usted considerar redefinir su tiempo libre (puede terminar siendo de gran utilidad): el tiempo libre, no necesariamente significa un tiempo improductivo; es el tiempo que le brinda la oportunidad para recargar sus energías. Por último, si no logra usted avanzar hacia el equilibrio entre la vida personal y laboral que anhela, es posible que desee reconsiderar si se encuentra en el cargo o la industria indicada.