En algún momento; póngale la firma, tendrá usted que reconocerle a su jefe que se equivocó en la gestión de su labor y responsabilidad profesional. Dichas instancias son una parte inevitable de cada labor y pueden resultar abrumadoras. Sin embargo, nada como la honestidad y su autenticidad para reconocer su equivocación. De mis días de asalariado, es que puedo compartir aquí estas cuatro etapas para comunicarle a su jefe con consideración y sencillez que, usted metió la pata. A saber: 1) En unas cuantas oraciones, resuma aquello que aconteció, cuándo aconteció, por qué aconteció y quiénes se vieron afectados. Sea conciso y evite la tentación de profundizar demasiado en los detalles de la historia de fondo para evitar ponerse a la defensiva. 2) Para cada una de las partes involucradas que se ven afectadas (puede ser algún cliente, colega, la fuerza de ventas u otro departamento, algún proveedor u otro equipo externo, el negocio en general o una combinación de todos los anteriores); identifique cuál es la repercusión específica: ¿Perjudica económicamente a la empresa? ¿Los clientes están descontentos con su experiencia? ¿Los empleados perdieron la confianza y la moral? 3) Proponga una solución. Este aparte, en mi criterio, es fundamental. No se limite solo a llevar malas nuevas: proponga una solución. Esto le demostrará a su superior que usted es proactivo en su gestión profesional y; si bien, comete un error aquí y allá (nadie está exento de equivocarse, ni siquiera su jefe), también está dispuesto a solucionarlo. Sea específico y explique por qué cree que su solución funcionará. Para el efecto, es oportuno tener preparado un plan B de respaldo en caso de que su Plan A no rinda los resultados que usted espera. 4) Actúe (‘solo la acción lleva al desempeño’). Al concluir la reunión con su jefe (y) los implicados, debe quedar absolutamente claro y acordado, quién hará qué y cuándo.
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