La próxima vez que se vea en la necesidad de cautivar a la audiencia con alguna idea o proyecto novedoso, apele a la norma dorada de los vendedores. Aquella, que dicta aprender todo cuanto pueda sobre el ‘cliente’, mucho antes de elaborar la propuesta comercial. Para la venta de su nueva noción o proyecto, reúna toda la información de utilidad pertinente sobre el cliente. Entable diálogos con aquellas personas que pretende usted comprometer con su idea o proyecto, e interróguelos con empatía, diga usted, por ejemplo: ¿Qué problemas de negocio requieren resolver; qué metas pretenden alcanzar; tienen algún objetivo personal, como puede ser una trayectoria ascendente al interior de la organización? Una vez, usted, haya descubierto qué es lo que motiva a sus clientes, puede entonces así, adaptar su propuesta como para pretender satisfacer sus necesidades y expectativas. Como el gran vendedor que es, usted, debe interesarse realmente por los problemas de los beneficiarios, considerando que, después de todo, su presentación debe describir cómo su idea, servicio o proyecto habrá de resolverlos.