Preferible la libertad de expresión que la nulidad

Al parecer por estos días, pretenden la libertad de expresión los millennials, los nómadas digitales y hasta los nulos funcionarios públicos. No obstante, han de saber que algunas de las personalidades más brillantes del mundo de los negocios producen generalmente los informes más triviales e ineficaces en la historia de las comunicaciones. ¿Por qué? ¡Porque nadie escucha jamás!

Sin embargo, y como a muchos nos gusta aquí o en la Conchinchina, escuchar lo que la gente tiene por decir, se me da como relevante compartir desde “The Fisrt Five Minutes”, tres recomendaciones que probablemente querrá usted memorizar, porque de aprenderlas y practicarlas con regularidad, seguramente mejorará su capacidad de conversación en corto tiempo:

Diga siempre la verdad sobre sí mismo— habrá ocasiones en que usted querrá mentir cuando conversa con alguien; hay muchas razones para proceder así en el tire y afloje de la conversación de negocios. Pero acerca de sí mismo, diga siempre la verdad. Si no la dice, lo más probable es que involuntariamente sus ademanes lo delaten. No disimule ni trate de ocultar algo que se refiera a usted mismo. Lo dice el viejo adagio: “mejor que todo se sepa”.

Hay que ser consecuente— esta es fundamental para hablar bien. En los negocios es indispensable tener nociones firmes y claras, pues inclusive en una conversación informal no se puede cambiar de parecer en mitad de una frase. Tenga presente que, aunque haya usted considerado otra cosa, siempre que hable está hablando en público. No permita que su expresión (ni convicción) degenere en descuido o imprudencia o banalidad. Mantenga un rígido dominio sobre ella.

Evite jergas, jeringonzas y galimatías— en los días del social media una de las cosas más difíciles es leer folletos, “newsletters” o blogs expedidos por la burocracia. Los negocios producen a diario cantidades de jerga, muchas veces sin siquiera darse cuenta. Como bloguero o parlero, busque siempre la palabra correcta, a cambio de la jerga que la encubre y pretende ser lo que no es.

En síntesis, hable correctamente, hable corto y hable bien.

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