¿Por qué no le agrado?

Los seres humanos tenemos una necesidad innata de ser apreciados. Los orígenes de este sentimiento se basan en nuestro anhelo de pertenencia. En la antigüedad, la gente dependía de los grupos sociales para obtener alimento, refugio y seguridad. El no “pertenecer”, tuvo consecuencias nefastas en nuestro bienestar. Pero algo sobre el deseo de las personas de agradar a alguien que no le agradaba en primer lugar nos sorprende. ¿Tenemos todos dicha necesidad? Al respecto, sugiere la investigación que, a lo largo de la historia, ser aceptado por la mayoría fue un predictor de supervivencia. Con el paso del tiempo y la evolución de las sociedades, junto con las tecnologías que nos ayudan a satisfacer nuestras necesidades básicas, la simpatía se convirtió menos en un mecanismo de supervivencia y más en un índice de nuestra autoestima. En la actualidad, muchos de nosotros todavía equiparamos el ser “honestos” o “dignos de amistad” con el número de personas a las que les satisfacemos. Sin embargo, toca ser realistas, esta necesidad no es exactamente saludable ni realista. No vamos a satisfacer a todo el mundo, al igual que no nos satisface todo el mundo que conocemos. Esto es particularmente importante para formarse (y aceptar) en entornos profesionales. Podemos elegir nuestras amistades, pero no siempre podemos elegir a nuestros colegas. Y entonces, tenemos que aprender a trabajar con personas a las que no les agradamos o con aquellas que no nos agradan.

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