Famosa por ser famosa, la actriz y empresaria Sofía Vergara, preside el absorto interés de millones de admiradores alrededor del globo que fielmente sigue cada uno de sus notorios movimientos. Y motivo por el cual se me ocurrieron en estos días, otros tantos emprendimientos para sondear abastecido en la fama de la diva. Este, el más reciente:

Actuar en producciones cinematográficas— existe ya un precedente para esta extensión, de cuando Sofía interpretó Desdemona en la película estadounidense “Machete Kills”, por allá en septiembre de 2013. Aun cuando no me queda claro el motivo de su participación en la cinta, en aquella ocasión, sí que comprobó la actriz que el asunto estaba bastante por encima de sus dotes de marca y género de acción.

Igual dije en aquella entrada que, la propuesta de valor de Sofía Vergara se desempeña bien con productos que no requieren de ningún tipo de habilidad, que no cumplen con ninguna necesidad mensurable, y que no requieren de seguimiento o responsabilidad alguna. Su línea Kmart de ropa, bolsos y accesorios, bisutería y joyería fina, tal cual varias de sus presentaciones públicas, pueden ser catalogadas como “flojas” cuando en realidad no existe un estándar de “calidad”para dichos propósitos.

Pero la actuación cinematográfica de Sofía Vergara en Hollywood también fue una extensión de más —puesto que no hay como negar la pobre producción tal cual su “desperada” actuación— y de paso revelando que, independiente de cuan lucrativas financieramente puedan ser sus actuaciones, “admiradores” o “seguidores” no son lo mismo que “clientes” tal cual las “personalidades públicas” no son sinónimo de “negocio”. El éxito de Sofía Vergara es consecuencia de su celebridad, no de su marca.

Y allí está pues, cortesía de Sofía Vergara, una importante y quizás la única noción de su parte para el adiestramiento de la gente de marketing.