La epidemia de soledad revela nociones para el marketing efectivo

Como mercadólogo, siempre he procurado entender la sociedad como una oportunidad para ejercer efectivamente mi oficio. Al respecto, he investigado por ahí de mis colegas toda clase de sugerencias para mercadear a aquellas personas que tienden a evitar el marketing (particularmente, las generaciones más jóvenes). En el proceso, no he hecho más que encontrar análisis y recomendaciones obvias acorde con la época de sobrecarga informativa (‘infoxicación’) en la que ejercemos: los más jóvenes que, en su gran mayoría pretenden ejercer como ‘influencers’, no leen ni escuchan audiolibros; su fuente de interacción son los lugares que se están extrayendo para crear modelos de datos de IA (plataformas como Reddit y Quora, YouTube, TikTok, Instagram, los fragmentos destacados (snippets) en Google y las apariciones como invitados en blogs o vlogs).

Así mismo, estas generaciones no buscan marcas a través de la inteligencia artificial o los motores de búsqueda; por el contrario, exploran las soluciones a sus problemas (o como quien dice, lo del consumidor buscando soluciones, en realidad, no es novedad).

En fin, y como para no prolongar el preámbulo, toda la inspiración que se encuentra por ahí apunta a que, para comercializar entre los jóvenes, los mercadólogos debemos entender cómo transmitir nuestro mensaje en los canales en los que se encuentran o; que debemos compartir videos cortos, GIF y memes basados en imágenes que reflejen sus perspectivas y valores con amigos o; que es un imperativo adoptar los videojuegos como canal de marketing o; que ya toca incursionar en el entorno de la realidad aumentada o la realidad virtual para crear experiencias que combinen lo real con lo digital, como para así invitar a la Generación Z y a la Generación Alfa a una narrativa en la que no son solo observadores sino participantes activos o; que es una oportunidad para las empresas conceder la oportunidad a su audiencia para que esta remezcle, recree, re imagine el contenido de la marca tal cual lo acostumbran los jóvenes en TikTok con otro tipo de contenido (los que hemos tenido la oportunidad de lidiar con la gente de regulación, nos sonreímos ante semejante disparate).

En ese orden de ideas, y si bien la eficacia de las tácticas de marketing digital frente a las tradicionales puede variar ampliamente según factores como el público objetivo, la industria, los objetivos de marketing y el presupuesto; todo ese tinglado de la sobrecarga informativa (‘infoxicación’) es el responsable de la epidemia de soledad a la que el consumidor está expuesto hoy en día.

Al respecto, a mí se me da que, dicha epidemia revela nociones de marketing mucho más interesantes que el mero hecho de ajustar las tácticas de comunicación de acuerdo con los canales actuales en los que se la pasa la gente.

Para el efecto, me día a la tarea de indagar al respecto y en The Loneliness Epidemic: And How To Conquer It By Creating Conscious Social Connections encontré el conocimiento que apoya mi afirmación. Aquí se lo comparto.

La epidemia de soledad se refiere a un aumento significativo y generalizado de los sentimientos de soledad y aislamiento social en muchas sociedades de todo el mundo. Este fenómeno se ha observado en los últimos años y se considera una epidemia debido a su amplio impacto en la salud pública. Las investigaciones y los informes han destacado una variedad de factores contribuyentes. A saber:

Avances tecnológicos— Si bien la tecnología, en particular las redes sociales y los teléfonos inteligentes, ha hecho que sea más fácil mantenerse conectado con los demás, también se ha argumentado que pueden conducir a conexiones más superficiales o desplazar el tiempo que podría dedicarse a interacciones cara a cara.

Paradójicamente, esto puede aumentar la sensación de aislamiento a pesar de estar más ‘conectados’ que nunca.

Cambio de estructuras sociales— Los cambios en las estructuras e instituciones sociales tradicionales, como las familias, las comunidades y los lugares de trabajo, han contribuido a la epidemia de soledad.

Por ejemplo, hay más hogares unipersonales que en el pasado y las personas a menudo se mudan de sus lugares de origen en busca de trabajo o educación, lo que genera una sensación de desconexión de sus raíces sociales.

Urbanización— Vivir en áreas urbanas densamente pobladas puede, irónicamente, conducir a mayores sentimientos de aislamiento, ya que las personas pueden no tener vínculos estrechos o interacciones con quienes viven físicamente cerca de ellos.

El estilo de vida acelerado de las ciudades también puede limitar las oportunidades de conexión social.

Estigma de salud mental— A pesar de la creciente concienciación, todavía existe un estigma asociado con los problemas de salud mental, incluida la soledad, que podría disuadir a las personas de buscar ayuda o conectarse con otros por miedo a ser juzgadas.

Envejecimiento de la población— Muchos países están experimentando un envejecimiento de la población.

Los adultos mayores son particularmente vulnerables a la soledad debido a factores como la pérdida de seres queridos, la movilidad reducida y la falta de una comunidad que los apoye.

Así pues, las consecuencias de la epidemia de soledad son profundas y afectan la salud física y mental. La soledad se ha relacionado con mayores riesgos de enfermedades cardiovasculares, depresión, ansiedad y mortalidad prematura.

Al reconocer la gravedad del problema, las organizaciones de salud pública, los gobiernos y las comunidades están explorando formas de abordar la soledad mediante cambios de políticas, actividades de construcción comunitaria y promoviendo una mayor cohesión social.

¿Se puede hacer frente a la epidemia de la soledad?

Abordar la epidemia de la soledad es un desafío multifacético que requiere acciones a nivel individual, comunitario y social. Las estrategias para combatir la soledad a menudo implican fomentar conexiones entre personas, crear comunidades de apoyo y aumentar la conciencia y la comprensión de la soledad como un problema de salud relevante.

Al respecto, algunas de las formas sugeridas para abordar la epidemia de la soledad incluyen:

Mejorar las habilidades sociales— Los programas que enseñan habilidades sociales pueden ayudar a las personas a construir y mantener relaciones. Esto incluye habilidades de comunicación, inteligencia emocional y entrenamiento en empatía.

Participación comunitaria— Fomentar la participación en eventos, clubes y grupos comunitarios puede ayudar a las personas a sentirse más conectadas. Los centros comunitarios, bibliotecas y organizaciones locales pueden organizar eventos que reúnan a las personas en torno a intereses compartidos.

Aprovechar la tecnología de manera positiva— Si bien la tecnología ha sido parte del problema, también puede ser parte de la solución.

Las aplicaciones y plataformas que fomentan las interacciones en la vida real o brindan apoyo a quienes se sienten aislados pueden ser beneficiosas. La realidad virtual (VR) y otras herramientas digitales pueden ofrecer experiencias sociales a quienes no pueden salir de casa.

Apoyar la salud mental— Reducir el estigma en torno a la soledad y los problemas de salud mental anima a las personas a buscar ayuda.

El acceso a servicios de salud mental, incluidos asesoramiento y terapia, puede ayudar a las personas a superar los sentimientos de aislamiento.

Mejorar el diseño urbano— La creación de espacios que promuevan la interacción social, como parques, jardines comunitarios y áreas amigables para los peatones, puede fomentar la construcción comunitaria y la interacción entre los vecinos.

Iniciativas en el lugar de trabajo— Los empleadores pueden desempeñar un papel promoviendo un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal, fomentando las actividades sociales entre los empleados y brindando apoyo a quienes puedan sentirse aislados.

Iniciativas de políticas y salud pública— Los gobiernos y las organizaciones de salud pública pueden implementar políticas y programas destinados a reducir la soledad.

Esto incluye financiación para programas comunitarios, investigaciones sobre las causas y efectos de la soledad y campañas de salud pública para crear conciencia.

Educación y concientización— Educar al público sobre la importancia de las conexiones sociales y cómo mantenerlas puede ayudar a las personas a tomar medidas proactivas para evitar aislarse.

Voluntariado— Fomentar el trabajo voluntario puede ayudar a las personas a sentirse más conectadas con sus comunidades y al mismo tiempo ayudar a otros. El voluntariado proporciona un sentido de propósito y pertenencia.

Programas de integración— Los programas que conectan a las generaciones más jóvenes y mayores pueden ayudar a reducir la soledad en todos los grupos de edad, beneficiando tanto a jóvenes como a mayores a través del intercambio de experiencias y conocimientos.

Combatir la epidemia de la soledad requiere un esfuerzo colectivo y un cambio en las actitudes sociales hacia la comunidad y la conexión.

Al reconocer el valor de los vínculos sociales fuertes y tomar medidas proactivas para fomentarlos, las sociedades pueden trabajar para mitigar los efectos de la soledad y promover un entorno más conectado y solidario.

Por lo demás, opino que, una combinación de tácticas de marketing digital y tradicional funciona mejor, aprovechando las fortalezas de cada una para maximizar el alcance y la efectividad. Ambos tienen su lugar en una estrategia de marketing integral y su eficacia puede amplificarse cuando se utilizan en conjunto.