La atracción por su negocio la incita el contenido

Con la apertura económica ha llegado el momento de retomar aquello que entendemos por gestión de imagen y posicionamiento o, identidad de marca, como le digo yo. El asunto no es más que un conjunto de decisiones de dirección que, que les permite a las empresas como a los negocios proyectar una imagen basada en una identidad previamente construida, para luego ser transmitida por un sistema de comunicación que tiene la particularidad de haber eliminado el ‘ruido’ o la ‘interferencia’ que, por lo demás, deteriora la comprensión del mensaje. O como quien dice, la gestión de imagen y posicionamiento de marca se lleva a cabo a través de programas y no de campañas.

¿Alguna vez se ha preguntado por qué ninguna de sus publicaciones obtiene el tipo de participación que hace que el artículo se vuelva viral? ¿El contenido de su empresa o negocio no provoca ni entusiasma a la audiencia como para que esta reaccione?

Es cierto. En cuanto al contenido se refiere, se puede ser audaz, incitante, controversial o alucinante. Aunque a mí se me da que, mucho mejor si no exagera usted. Uno de los propósitos de su material ha de ser brindar una experiencia emocional positiva satisfactoria. De esta forma, el consumidor advierte mejor las percepciones tales como el ‘placer’, la ‘diversión’, lo ‘impresionante’, la ‘prosperidad’, la ‘ilusión’, el ‘afecto’ y la ‘emoción’.

Así mismo, es oportuno si su contenido proporciona una experiencia emocional compuesta, como aquellas sensaciones que contrastan. Diga usted, por ejemplo; procure cautivar desde la introducción con lo ‘circunspecto’ o lo ‘indiscreto’, con lo ‘asombroso’ o ‘convencional’ cuando llegue a las particularidades de su contenido.

Igual de cierto, es el hecho de que son múltiples las formas de cautivar a la audiencia con su contenido corporativo o de negocio. Sin embargo, es mejor todavía si, advierte usted la diferencia entre un programa y una campaña (en redes sociales, entre otros y, bien sea de marketing o de relaciones públicas).

Para el efecto, tenga presente que el programa es esencialmente una acción estable y sostenida a lo largo del tiempo que, debe cumplir con ciertas fases de implementación para colocar adecuadamente la imagen corporativa. Por el contrario, la campaña es una actuación puntual o, como quien dice; tiene lugar en un momento del tiempo sin que deba responder a las exigencias de duración y estabilidad por las que responde un programa.

En realidad, se puede decir que el programa habitualmente conlleva el uso de campañas; según lo recuerdo de la cátedra de gestión de la imagen corporativa.

En ese orden de ideas, puede usted así concebir la gestión de su identidad corporativa, como para que mínimo contenga los siguientes procedimientos:

Definición de la identidad corporativa o de negocio— La identidad es la personalidad de la compañía en el plano cultural y visual.

Cimentación de una estructura de comunicación— Que transmita la identidad tanto en el ámbito interno (empleados) como en el externo (audiencia en general o, grupo objetivo o, consumidor de producto).

El control de la imagen proyectada— La diferencia entre una imagen emitida espontáneamente y, una que se emite bajo control total de la empresa o negocio; radica en que, la empresa o negocio queda a merced del azar en el primer caso. En el segundo, la empresa o negocio pretende que la imagen con la que quieren ser percibidos, concuerde con la imagen percibida de sí mismos, como con la imagen percibida por los demás. A este proceso se le denomina ‘concordancia empresarial interna y externa’.

Así pues, la relevancia del contenido, independiente de si es para una audiencia generalizada o para el grupo objetivo, va más allá de aquel material que pretende fascinar como para así incitar a la acción.

La verdadera efectividad del contenido se determina con la gestión integral entre el programa y las campañas de imagen y posicionamiento que, es de donde realmente surge dicho material productivo.

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