Omita vocablos como ‘registrado o patentado’ y ‘adueñarse’, particularmente, porque cualquiera de nosotros tiene la capacidad para apropiarse de algo. No obstante, andamos obsesionados con la ‘particularidad’; el atrevimiento; la innovación; lo que nunca, antes se ha hecho. Dicho proceder es consecuencia de querer impregnar las marcas con nuestra creatividad. Sin embargo, las marcas requieren de espacio entre sí. Las marcas requieren de espacio en blanco; usted, como agente de marketing, artista, futbolista, empresario y demás, no.
Andy Warhol no lo hizo. Alfred Henry Sturtevant definitivamente no lo hizo tampoco. Ciertamente, estos dos sí que fueron precursores del concepto ‘adueñarse’, haciendo ambos exactamente lo mismo con unanimidad. Cierto, de manera diferente, pero ‘apropiándose’ al fin y al cabo, cada cual en su respectivo segmento. Así entonces, su identidad de marca es un argumento de venta, no una imputación. Y a ellos les hizo meritorio de sendos movimientos artístico y científico respectivamente.
Es excesivamente sencillo dejar de hacer algo por el mero hecho de que es algo similar a lo que ya existe. Ignore lo que ya se ha hecho y, sencillamente haga usted algo bueno, independiente, de si ya existe o no. Concéntrese en la calidad que, es bastante más relevante que el consabido jamás, ‘antes realizado’. Cuando deje usted la obsesión por aquello que ya se realizó, quizás pueda usted empezar a hacer algo por cuenta propia.